Monday, June 20, 2011

Samalea y Kabusacki en La Nacion

Diario La Nacion, Buenos Aires, 20/6/2011

Música / Samalea, Kabusacki con Tony Levin



Artistas al límite del mundo

Los músicos grabaron un disco que atraviesa océanos virtuales y sonoridades de alto vuelo



Al límite del mundo. Por ahí parecen cruzarse los caminos de Fernando Kabusacki y Fernando Samalea. Un limbo musical y virtual, que les permite caminar a la par de Tony Levin, el bajista y hombre stick que supo ser la base del sonido de Peter Gabriel, John Lennon, Lou Reed y Robert Fripp entre tantos otros. Al Limiti del Mondo se llama el álbum que los músicos argentinos firmaron juntos y que cuenta con el bajo y el stick de Levin en todas las canciones. "Con Tony es una cuestión de frecuencia -cuenta Kabusacki-. Yo siento que Tony es nuestro amigo, nuestro aliado, es un músico con el que uno hace años se siente cerca, porque estamos en la misma frecuencia, incluso desde antes de conocernos."

Kabusacki acaba de regresar de una gira por Japón, donde en 17 días tocó 16 conciertos, mezclándose con lo más granado de la escena noise nipona. "Salvo cuando toco con Buffalo Daughter, con los que actuamos en un festival grande en Osaka, una especie de Quilmes Rock, el resto de los shows son improvisaciones", asegura, y recomienda ponerle la oreja a una baterista conocida como Pikachu. "Estuve con ella y me contó que se fue a estudiar a Africa con los pigmeos durante seis meses para aprender su música. Una locura total, cuando volvió casi se muere de las enfermedades que se había agarrado. Todo es muy así en Japón; musicalmente son increíbles". Al límite del mundo... y del sonido, también.

Samalea y Kabusacki, por separado, transitan sus vidas, sus obras, como músicos en los márgenes del rock, con inquietudes extremas, que los llevan tanto a bares del circuito under -con sus proyectos solistas o acompañando a jóvenes músicos de la escena independiente- como a estadios multitudinarios -estrellas populares como Gustavo Cerati o Charly García los sumaron en diferentes etapas de sus carreras-. Juntos, decidieron grabar un álbum sin planificación más que la de "encontrarse el jueves a las cuatro de la tarde".

Samalea: -De todas formas, buscamos la manera de que no fuera un disco improvisado, sino de piezas instrumentales, relativamente compuestas con su forma y su estructura.

Kabusacki: -Así, el disco se fue haciendo solo, porque era obvio todo lo que pasaba musicalmente para nosotros.

El baterista y bandoneonista dice que su única premisa fue que la guitarra de Kabusaki tuviera protagonismo y de allí que en las ocho "piezas" de Al limiti del m ondo no se escuchan sintetizadores ni teclados ni demasiadas texturas sonoras, fieles al estilo "Kabu", sino "todo guitarra eléctrica". Como contrapunto, la participación de Levin. "Utilizamos la misma metodología que con mis discos; le mandábamos los temas y él nos devolvía algo que, con su aporte, los llevaba más allá."

-¿Existe un diálogo musical enviándose archivos por la Red?

-Sí, pero la interpretación que él hace siempre responde a todo lo que tiene como músico, y la verdad es que no hace falta hablar demasiado.

Kabusacki: -Es como te decía antes: una cuestión de frecuencia.

Sebastián Ramos

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Yendo del estadio al bar


Samalea y Kabusacki se conocieron en 1995, cuando María Gabriela Epumer los presentó para que tocaran juntos en el proyecto Montecarlo Jazz Ensamble. Desde entonces, se cruzaron una y otra vez, en diferentes situaciones y distintos escenarios; grabaron acompañando a otros músicos y solidificaron una amistad musical, según dicen, a prueba de tiempo y espacio.

"Después de Montecarlo, yo venía de tocar con los Illya Kuryaki y Fernando me invitó a tocar con Los Gauchos Alemanes -recuerda Samalea-. Ahí me adentré en el mundo de Kabusacki. Uno siempre está atronado un poco con los conciertos de rock y de golpe esa experiencia de silencio absoluto, esa cosa, en algún sentido, más ceremonial de los conciertos de Los Gauchos, me fascinó, tan minimalista y tan intensa al mismo tiempo. Como me pasa con la gente de El Sexteto Irreal, Axel Krygier, Alejandro Terán o Christian Basso, Kabu es ese tipo de gente con la que sabés que vas a tocar hasta que se te partan los dedos. Uno siempre va a estar en contacto; por más que viajemos y giremos por separado, en algún momento nos vamos a reencontrar."

-Ustedes tocaron mucho tiempo con Cerati y con Charly. ¿Se extrañan las multitudes?

Samalea: -Estamos acostumbrados, porque siempre fue así. Mientras tocábamos con artistas superpopulares también hacíamos conciertos en bares o lugares ínfimos.

Kabusacki: -A mí me gustan las dos situaciones, pero también es cierto que desde que dejé de poner energía en un proyecto tan grande como siempre es el de Charly, me empezaron a salir cosas que no estaba haciendo y que disfruto mucho. Tengo la suerte de hacer lo que más me gusta, todo el tiempo.

Samalea: -Son etapas. A mí me gusta tomar los espacios para hacer cosas en chiquito y después a lo grande. Me gusta cambiar; me nutre mucho. Uno es la sumatoria de un montón de cosas.

Dicen que en agosto presentarán Al limiti del mondo con algunos conciertos que no incluirán a Tony Levin ("por ahora, por problemas de agenda de él, no se puede, pero ojalá nos juntemos más adelante; sueños y planes tenemos un montón"), pero que contarán con la participación de varios músicos amigos. "Trataremos de coordinarlo con un festival de cine que hay en Ushuaia -sugiere Samalea-. Tenemos la idea de involucrar las tres circunstancias distintas: lo que hace Kabu solo, lo que hago yo con el bandoneón y este disco, juntos, con una banda en común que una todo el show."

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